Del hecho al dicho

jueves, marzo 02, 2006

un cuentito..............(de mi para todos)

Aquel día supo que estaba lejos de su casa, pero el clima invitaba a un paseo por esos lugares y recordó las ganas de develar el misterio de los ancianos, entonces decidió dar un paseo circulando por la manzana un par de veces y en cada uno de esos giros fué rescantando algún detalle más del interior del local. En la primera supo que no estaban como siempre, en el rincón sentados, y supo que sí estaban vivos aún por el solo hecho de ver que los sillones no estaban allí tampoco, clara señal de que alguien los había redireccionado a otro lugar. La segunda vuelta a marcha lenta decidió pararse en la parada del colectivo para ver un poco mejor simulando esperar al transporte, que como era domingo, le daría tiempo a ver algo más de aquello que parecía siempre un desorden dentro de una vieja vidriera. No pudo detectar nada fuera de lo común, pero le intrigaba el hecho de no ver a sus habitantes; ella nunca fallaba, en las últimas veces que viajaba de regreso la veía quieta y hasta un poco deteriorada, pero estaba allí. Siempre se había imaginado el interior de esa casa y el asco lo invadia si pensaba en la higiene además de sus ocupantes, su infancia le hubiera graficado a ambos como los personajes salidos de una de terror, y le hubieran traído mas de una pesadilla. Ahí estaba ahora con algunos años más y la capacidad de disernir entre lo real y lo ficticio, pero pudo detectar que aquella investigación tardia lo extraía un poco de su mundo para llevarselo al de aquel niño que se acostaba tarde viendo el Pulpo Negro en la casa de su abuela.
Decidió dar una vuelta más sin peocuparse mucho por el tiempo, ya en la segunda esquina pensó en que no podría contarle aquello a mucha gente debido a que no había una explicación que justifique semejante cuelgue mental jugando al espía. Una vez que estuvo frente a la vidriera se acercó al vidrio gris y decidió mirar con un poco más de evidencia frente a lo que pudiera pasar; puso sus manos encerrando la cabeza en una especie de paréntesis y se acerco hasta sentir su nariz chocar contra la vidriera. Nada de lo visto con detalle le daba la más mínima pista del paradero de sus ocupantes, pero decidió quedarse un poco más buscando las huellas de lo que podría estar pasando allí adentro.

Cuando se alejó finalmente listo para volver a su casa, supo que nunca más los vería porque detectó el candado que se enredaba en una cadena de oxido y mugre colgando en la puerta lateral. Supo que alguna que otra vez intentaría visualizar algo desde el colctivo, pero no sería suficiente. Supo que aquella tarde se había hecho noche buscando un por qué a tanta curiosidad.

Se alejó unas cuadras buscando esperar el colectivo en alguna otra parada, porque se sintió observado y no lo podía explicar.